Uno de los problemas más habituales entre los riders, después de montar en bici, son los dolores en las manos, ese molesto cosquilleo y, sobre todo la sensación de adormecimiento en las manos. Es una sensación muy molesta que normalmente se localiza en el dedo meñique y se irradia hacia los demás, dependiendo de la intensidad.
¿Pero a qué es debido que se nos duerman las manos? ¿Y podemos evitarlo?
¿Por qué se nos duermen las manos?
El causante de estos problemas es el nervio ulnar. Un nervio que comienza su recorrido por nuestro brazo en el hombro, pasa por todo el antebrazo y entra en nuestra mano por la palma, terminando su recorrido en nuestros dedos. La sección que nos afecta es, evidentemente, el de la zona de la palma, que es la parte que apoyamos sobre el manillar.
A esta dolencia se le conoce como parestesia y se produce debido a que, al volcar el peso de nuestro cuerpo sobre nuestras manos para apoyarnos sobre el manillar, aprisionamos el nervio ulnar en su paso por la palma de la mano, produciendo incómodos cosquilleos, adormecimientos o dolor de manos.
El punto en el que se comprime el nervio se encuentra en la parte baja de la mano, justo donde termina la línea que separa al pulgar de los otros dedos. Si presionas con el pulgar de tu otra mano sobre este punto podrás notar una sensación que llega hasta el meñique. Es el nervio ulnar. Si notas que la sensación se dirige hacia el pulgar, el nervio afectado es el mediano, menos habitual pero también posible.
¿Qué hacer para que no ocurra?
Por suerte es un problema fácil de solucionar siguiendo estos sencillos consejos:
El primer aspecto a tener en cuenta es nuestra postura sobre la bici. Debemos evitar que nuestro peso recaiga de manera excesiva sobre nuestras manos. Es importante buscar una posición adecuada que permita repartir el peso de nuestro cuerpo y que alivie la presión del nervio ulnar.
Empezaremos por fijarnos en la manera en la que nos sujetamos al manillar, ya que la posición de nuestras manetas de freno puede forzar la posición de nuestras manos sobre los puños. Es importante que las manetas de freno sean la continuación de nuestra mano y que no queden ni demasiado arriba, ya que la posición de nuestra mano no sería natural y tenderíamos aun más a presionar el nervio, ni demasiado abajo, ya que nuestras muñecas irían más hacia delante y volveríamos a tener mal posicionadas las manos en el manillar.
El siguiente paso es determinar la relación de altura adecuada entre el sillín y el manillar. El objetico es que nuestra posición sobre la bicicleta sea lo más natural posible, con los brazos ligeramente flexionados y la espalda lo más recta posible. Para ello, lo correcto es que el la diferencia de altura entre ambos sea en torno a los 3 cm a favor del sillín.
Lo podemos solucionar poniendo separadores entre nuestra potencia y la dirección, para encontrar la medida correcta, u optar por poner un manillar de 2 alturas que elevaría la posición de nuestras manos, evitando que nuestro peso cayera sobre ellas.
También debemos vigilar que nuestro manillar no nos obligue a ir demasiado estirados, bien por tener una talla errónea o bien porque nuestra potencia sea demasiado larga.
Una vez corregida la postura, podemos complementarla con un equipamiento específico como puños de espuma o de silicona, o guantes con acolchados que nos ayudarán a sobrellevar mejor el problema.
¿Cómo recuperar la normalidad?
La sensación de adormecimiento puede durar varios días y resultar una molestia. Para una buena recuperación, lo más adecuado es:
- Guardar reposo y descansar de la bici unos días.
- Baños de contraste sumergiendo la mano afectada en agua muy fía y muy caliente alternativamente.
- Tomar anti-inflamatorios si es necesario (bajo prescripción médica).
Si el problema persiste más allá de dos o tres semanas, lo más aconsejable es acudir al médico o a un fisioterapeuta, ya que podría existir un problema más grave.
De todas maneras tampoco es para desesperarse, es un problema la mar de normal que desaparece en unos días y que, con estos consejos, no tiene por qué volver a suceder.